Hace mucho tiempo había un niño llamado Renato. Renato
era un niño muy desordenado, su mamá siempre le llamaba la atención porque
jamás pedía las cosas con amabilidad.
Un día Renato junto a su familia decidieron hacer
una fiesta de cumpleaños para él, su mamá hizo las invitaciones y las repartió a
todos sus amigos. Renato estaba muy ansioso por todos los regalos que le
llegarían en su cumpleaños y olvidó que lo más importante era compartir con sus
amigos. Llegó el día y comenzó la fiesta. Renato ni siquiera jugaba con sus
amigos, no les daba la bienvenida a la fiesta y tampoco las gracias por los
obsequios, estaba en la puerta recibiendo los regalos con mala actitud,
casi se los arrebataba de las manos a los invitados, abría los regalos
rápidamente tirando el papel de regalo por todo el antejardín y amontonándolos en
una esquina. Los obsequios era todo lo que le importaba en ese momento. Su
madre avergonzada por el actuar de Renato le dice que debe agradecer a los
invitados por ir a la fiesta pero Renato siguió actuando de mala manera,
entonces su madre decidió castigarlo por su mala actitud y lo envió a su habitación sin poder disfrutar de su fiesta de cumplaños.
Esa noche Renato triste por su actuar tuvo muchos
sueños extraños, pero el sueño que más llamó su atención fue sobre un ÁRBOL
MÁGICO… Renato iba por un bosque con su familia cuando de repente se encuentran
con un gran árbol lleno de frutos grandes y apetitosos. Renato comienza a sacar
frutas del árbol una tras de otra, en ese momento el árbol furioso atrapa a su
familia con sus grandes raíces y se las lleva a su interior dejando al niño
solo en medio del bosque…
El niño asustado comienza a gritar y trepa por
las grandes raíces del árbol intentando rescatar a su familia, pero en medio de sus
ramas encontró un cartel que decía:
SOY UN ÁRBOL ENCANTADO, COME DE MIS FRUTOS SOLO SI
DICES LAS PALABRAS MÁGICAS.
El niño entusiasmado intentó
acertar el hechizo, probó con palabras mágicas como: Abracadabra, ta ta ta chan, abréte sésamo, etc
Pero nada sirvió. Rendido se
tiró suplicante, diciendo: Quiero estar junto a mi familia, POR FAVOR ARBOLITO!!! Y entonces se abrió una gran
puerta en el árbol. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía:
MUY BIEN! SIGUE HACIENDO MÁGIA...
Entonces el niño dijo: GRACIAS ARBOLITO!!! Y se encendió dentro del árbol una luz que alumbraba un camino, Renato
emocionado entró corriendo rápidamente y encontró a su familia junto una gran
montaña llena de dulces frutas y comida y juegos.
Renato entendió que debía pedir las cosas con amabilidad y pudo llevar a todos sus amigos a aquel
árbol y tener la mejor fiesta del mundo siempre y cuando cada invitado dijera
las palabras mágicas y por eso se dice
siempre que “POR FAVOR Y GRACIAS” son las palabras mágicas que nos abren la
puerta a cualquier lado a donde vayamos.